
JUAN LUIS CALVO.
He llamado a este artículo así, haciéndole un guiño a al escrito hace más de 40 años por Theodore Levitt “Creativity is not enough” publicado en la Harvard Business Review, donde hacía sus reflexiones a no prestar demasiada atención a la creatividad ya que ésta podría ser dañina para el negocio. Su visión era mantener una organización cerrada a nuevas ideas y tener mucho cuidado de las mentes más creativas y el riesgo que sus ideas podrían implicar a la organización. Aunque no es de extrañar que hoy en día aún existan directivos que piensen de esta manera, creo que el enfoque sobre este tema en 1963 por fuerza tendría que ser distinto al que hoy en día tenemos sobre la creatividad e innovación, pero en lo que si estoy de acuerdo es que tanto de la creatividad como solo de la inspiración no es suficiente para innovar.
Por eso es tan importante es aprender y desarrollar habilidades que nos ayuden tener un espíritu innovador como encontrar e implementar una metodología que se nos facilite las herramientas para tener un pensamiento y modo de actuar innovador y sistemático en las empresas.
¿Pero que entendemos cómo innovación?
Creo que después de la sobreexplotación mediática y abusivo uso que todo el mundo está haciendo del término es importante empezar teniendo clara su definición, pero sobre todo saber que significa para cada uno de nosotros y en nuestro contexto.
La RAE define innovación como: “( Del lat. innovatĭo, -ōnis) 1. f. Acción y efecto de innovar. 2. f. Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.” Quizás demasiado simple para lo que implica realmente innovación en un contexto general, claro que si buscamos innovar, “(Del lat. innovāre). 1. tr. Mudar o alterar algo, introduciendo novedades. 2. tr. ant. Volver algo a su anterior estado”, aunque tampoco aclara mucho nos añade que innovar está relacionado con crear o modifica algo introduciendo novedades (podemos entender en el mercado si hablamos de negocio) y que por consiguiente incorpora alguna ventaja competitiva y diferenciación.
Es cierto que hay sectores o industrias donde asociamos más fácilmente el término, pero innovar no solo es aplicable a los negocios ni a la tecnología, ésta se puede presentar de muchas formas y aplicable a cualquier entorno, incluso el personal. Por lo que yo diría que definiciones más o menos acertadas existen tantas como queramos adaptarlas a nuestro “reto “a innovar.
¿Pero entonces por qué innovar? ¿Qué nos obliga en un determinado momento a tomar esta decisión y adentrarnos en este mundo tan apasionante y a la vez tan complejo de querer ser más innovadores o querer innovar en nuestro negocio…? ¿Es porque está de moda? (ya se habla de burbuja…) ¿Es la complicada situación económica que estamos pasando, y alguien ha decidido que era el mejor momento de poner en marcha un programa de innovación? ¿Queremos imitar los éxitos de reconocidas compañías tecnológicas consideradas como las más innovadoras?
Quizás deberíamos reflexionar sobre el motivo, pero donde más tendríamos que poner el foco es en otros aspectos. En muchos foros sobre innovación amenazan que ya no hay marcha atrás, o tu empresa empieza a pensar en cambiar su forma de pensar o en pocos años solo las que sepan adaptarse a los cambios sociales que se están produciendo sobrevivirán. Esto es un tema de cambio cultural y esto mucho más profundo que encontrar un motivo por el cual decidir innovar.
¿Sabemos si somos capaces de definir un modelo aplicable a nuestra empresa? ¿Sabemos realmente como o quien ha hecho posible que ciertas compañías sean “iconos” en innovación?
Estamos en una era donde el talento y la capacidad innovadora es lo que más se está valorando por las compañías, ya que todos nos enfrentamos diariamente a problemas donde cada vez más se necesita una capacidad más creativa e innovadoras para resolverlos. Por eso yo comenzaría analizando si tememos o queremos poner en práctica las competencias necesarias para poder liderar un programa de innovación.
COMPETENCIAS COMO INNOVADOR
Después de unos años trabajando en promover “la innovación” en el negocio mi conclusión personal es que innovar no es fácil, ni sencillo (hasta aquí nada nuevo) y que requiere constancia y tiempo pero sobre todo requiere un compromiso con uno mismo y un cambio de actitud definitivo.
La innovación comienza en uno mismo y en su manera de actuar frente a la vida, por otro lado es una actitud que a su vez hay que cultivar como cualquier otra disciplina, hay personas que tienen una capacidad innata y eso puede facilitar en algunos casos parte del proceso pero mucho se basa en aprender y practicar una serie de conocimientos y herramientas que facilitan la capacidad de ser más innovador.
Normalmente damos mucho valor a las personas que “piensan” y proponen ideas innovadoras pero no debemos perder de vista a aquellas que son capaces de implementar esas ideas sin miedo a equivocarse o al fracaso, porque en la innovación lleva implícito un nivel de riesgo en sí misma y no hay que tener miedo a cometer errores, pero si aprender de ellos. El famoso “Think Different” de Apple debería de adaptarse y transformarse en “Act Different “ y para ello requiere unas habilidades que se pueden aprender y practicar.
Toda forma de innovación requiere un pensamiento creativo, pero ¡las ideas geniales no surgen como magia, hay que provocarlas! Y por eso un libro que recomiendo como obligatorio para entender que ser más creativo y tener más y mejores ideas no es algo innato, es “The Innovator’s DNA: Mastering the Five Skills of Disruptive Innovators” de Jeff Dyer, Hal Gregersen y Clayton M. Christensen.
En base a un trabajo de años de investigación sobre el comportamiento de los directivos más innovadores del mundo como Apple, eBay, RIM, Dell, Amazon, PayPal y otros, los autores descubren que mientras la mayoría de los altos ejecutivos delegan el tema de la innovación, aquellos de las compañías más innovadoras toman el liderazgo de su propio proyecto creativo, y por tanto teniendo una serie de habilidades y éxitos que los distinguen del resto.
Yo mismo siempre he dicho que debemos pararnos y pensar, que no le dedicamos el tiempo suficiente en nuestro día a día a pensar, solo ejecutamos y ejecutamos… ahora me doy cuenta que es necesario algo más y debemos al mismo tiempo poner en práctica estas habilidades.
Estas habilidades las resumen en cinco: asociar, cuestionar, observar, crea red de contactos, experimentar.
- Asociación. Asociación es la habilidad de poder crear conexiones sorprendentes a través de diferentes áreas de conocimiento. Creatividad es conectar cosas, como una vez apuntó Steve Jobs, no es fácil describir cuando uno tiene una idea como llegó a ella, pero la capacidad de conectar experiencias ayuda como catalizador a la hora de generar nuevas ideas.
Como experiencia y dentro de una serie de iniciativas para mejorar nuestra capacidad de generar conexiones, propuse a mi equipo que cada semana cada uno de nosotros estudiase un sector de la industria distinto al nuestro con el objetivo de generar y provocar conexiones sorprendentes aplicando soluciones de otro sector al nuestro. Creedme que surgieron asociaciones interesantes.
Para poder explicar mejor este concepto, podemos ayudarnos del conocido “Efecto Medici” definido así por el emprendedor y consultor Frans Johansson en su libro, y que sucede dentro de “las intersecciones” un entorno donde se cruzan diferentes experiencias, disciplinas y culturas, ya establecidas para crear grandes innovaciones.
Los Medici fuero una familia muy influyente en Florencia y en toda Europa, pero de origen modesto, toda su influencia surge del origen del negocio de la banca y su patrocinio financiero a notables artistas de la época, dentro del conocido Renacimiento italiano.
Gracias a esa financiación y a la diversidad de disciplinas y culturas que se juntaron en Florencia esto facilitó la caída de ciertas barreras, aprendieron unos de otros, creando un nuevo mundo basado en ideas nuevas.
Johansson indica que cuando uno se encuentra en una intersección de disciplinas o culturas, puede combinar los conceptos existentes para generar gran cantidad de extraordinarias y nuevas ideas y cómo podemos crear el efecto Medici reuniendo diferentes sectores, disciplinas y culturas y descubriendo los lugares donde se conectan.
Todo apunta a que en aquel momento Florencia y en particular los Medici eran el Silicon Valley del momento. En el fondo tenemos que crear un equipo multidisciplinar para buscar nuestro propio efecto Medici.
El conocimiento es la base, ya sea por formación o experiencia nuestro cerebro lo almacena y solo en ciertos momentos cuando provocamos unos disparadores que conectan nuestro conocimiento establecido con nuevas fuentes de información que vamos añadiendo por nuestro camino es cuando sucede la magia.
- Cuestionar. Todo aquel que tenga hijos se habrá dado cuenta que cuando somos pequeños tenemos una inquietud imparable por preguntar y cuestionarlo todo, luego poco a poco con la edad vamos pasando de preguntarnos el ¿Por qué? de las cosas a buscar soluciones a problemas, directamente sin preguntarnos nada.
Cuestionarse las cosas ayuda a conseguir “insights” y alguna de las metodologías de innovación que comentaré en el siguiente artículo, lo marcan como un parte esencial en el proceso creativo para poder seguir otras fases en el desarrollo de solución de problemas.
Para los más innovadores, preguntar es una forma de vida, se plantean su día a día como una pregunta y siempre cuestionándose el “status quo” de todas las cosas de su entorno.
Si estamos analizando un problema primero parece lógico que tenemos que entender el entorno, haciendo nos preguntas como What is? o el What Caused? antes de plantearnos dar ideas o soluciones.
Los denominados líderes innovadores no solo se preguntan constantemente, también trabajan por hacerse las mejores preguntas.
- Observar. Todos tenemos capacidades de observación pero lo que en realidad hacemos todos los días es mayoritariamente “mirar”. No observamos que es lo que ocurre alrededor de nuestro entorno más cercano, y lo vemos por ejemplo que cuando cambiamos de trabajo y entramos en una oficina diferente o por supuesto de vacaciones, cuando nuestro entorno es nuevo, entonces nuestro sentido de la observación se agudiza y prestamos más atención lo que nos provoca más preguntas.
Esto deja de ocurrir en nuestro día a día y los lugares más habituales. No es difícil plantearse una serie de ejercicios diarios para empezar a trabajar este sentido y poco a poco transformarlo como un hábito, seguro que por el mismo camino que recorremos todos los días somos capaces de descubrir cosas nuevas, en nuestras oficina, párate un instante y “observa” el entorno y cómo interactúan nuestros compañeros, ¡analízalo!, seguro que algo te sorprende aunque lo lleves viendo años…
Observar es una de las habilidades clave, porque basándonos en ella se provocan las asociaciones y por tanto las preguntas. Es por ello que tenemos que tener siempre activas nuestras habilidades de observación.
- Contactos. Tal y como hoy en día se concibe esta sociedad en muchos casos las conexiones se producen gracias a nuestras redes de contactos, las cuales nos ayudan a conectar ideas que normalmente se desarrollan en áreas totalmente fuera de nuestra influencia y conocimiento.
Debemos hacer el esfuerzo, conscientemente, de buscar y encontrar estos contactos, de diferentes culturas, educación, sectores, etc. que nos ayudarán a establecer discusiones enriquecedoras y que complementarán nuestro conocimiento.
Si queremos pensar como un innovador, éste es el valor diferencial y el que realmente nos debe importar, nuestras redes de contactos tienen que aportarnos ese conocimiento en nuevos campos que desconocemos pero que provocarán conexiones con el nuestro.
Otro modo de adquirir conocimientos de otro sector, es hacernos una agenda con las conferencias o eventos de disciplinas ajenas a la nuestra pero que pensemos nos pueden ayudar, y normalmente no es complicado hacer networking en las mimas y conocer a gente de otros sectores. Quizás lo difícil sea cumplirlas…
En parte esto está muy relacionado con la “serendipia” la cual la podemos definir como una casualidad o accidente que nos ayuda al descubrimiento o hallazgo de algo inesperado cuando se buscaba otra cosa. No hay que menospreciar la casualidad si realmente la buscamos y provocamos la serendipia.
- Experimentar. Experimentar en el más amplio sentido de la palabra, tanto a nivel personal, acumulando vivencias, como profesional, adquisición de conocimientos en nuestro sector y en el tiempo. Ya que el valor de la experiencia es el conocimiento puesto en práctica, tenemos que tomar la puesta en práctica de nuestras ideas como una forma de exploración y aprendizaje como el valor más importante entre las habilidades de un innovador.
Un anuncio que describe muy bien este punto es el de Repsol sobre la Escuela Monlau en que aparece un niño que le regalan un helicóptero y al minuto ya lo había desmontado por completo, de mayor quería ser mecánico…
Desarmar objetos, descomponer procesos o ideas, puede ayudar a entenderlos, y contestar a muchas preguntas que ni nos habíamos preguntado antes.
Como veremos más adelante, “prototipar” nuestras ideas antes de implementarlas es parte de las metodologías de innovación y aunque no siempre sale lo que esperas, rara vez te equivocas prototipando una idea, principalmente por el valor en el conocimiento que ésta proporciona.
No dejemos que nuestra innovación se quede en solo la idea, lo más importante de la innovación es llevarla a término, y hacer cosas!
Hay una cita que me gusta mucho, y que define muy bien este punto “We have a strategic plan. It’s called doing things.” – Herb Kelleher
Juan Luis Calvo Sanz.
Diplomado en Ingeniería Informática por la EU Informática. UPM y Master Executive en Dirección y Gestión de Tecnologías de la Información por IDE-CESEM.
Casi veinte años de experiencia en el mundo de las tecnologías de la información, empezando dentro de la industria bancaria en CORITEL y evolucionando a la gestión y dirección como IT manager dentro de Jones Lang LaSalle (importante consultoría de Real Estate). En 2005 hace un paréntesis en Accenture como CSM (Customer Service Management) para España, Portugal & Italy. En la actualidad realiza funciones como director EMEA IT Business Partner, responsable de establecer y mantener la representación liderazgo tecnológico eficaz con el negocio a nivel EMEA, también desde hace tres años liderando un equipo de innovación en JLL España, bajo un proyecto pionero dentro de JLL (Business Innovation).
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